Sujeto mi alma,
La cobijo,
y entre tensas cuerdas,
vientos invernales,
hondas noches
de materia inerte,
su imponente voluntad
grita,
ordena,
suprime
cualquier atisbo
de esperanza abandonada,
para ser:
Un Loco suelto en el espacio,
casi divino,
al punto
de no retenerme.
Dueño de mi mismo.
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