martes, 1 de marzo de 2011

Y Tal vez

Y me escuecen
la luz y el susurro,
la penumbra,
el silencio,
las llamas,
la risa,
el llanto
y el miedo.
Me escuece la vida.
Me escuecen tu voz,
tu aliento;
Y tal vez si callas,
me mates
y entonces
me duelan
mi eternidad
y tu silencio.

Avimara XXVIII

Porque no tiene cálculo,
ni aritmética,
no tiene peso ni medida.
No cabe en una palabra
ni en un silencio.
No conoce letras ni cifras.
No sabes como...
Te necesito.

Avimara XXVII

Necesitarla
cuando mas le amo...
necesitarla tal vez a veces
porque necesito mirarme
en el espejo de sus pupilas,
asomarme a su sonrisa
cuando me observa,
ver el gris del cielo húmedo
tan emocionante como ella lo siente.

Necesitarla tal vez a veces
porque cada uno de sus gestos
deja mis vacíos llenitos
de latido y torrente sanguíneo...

Necesitarla,
porque el abismo,
si ella Me sostiene firme,
es tan sólo un pequeño bache...

Avimara XXVI

Una sonrisa en las pupilas,
mi corazón en tus labios,
tu corazón en mi pecho,
mis pulmones susurrando.
Tu torso mi escudo.
Tus manos mi cuerpo.
Mis Brazos el nudo.
Mis labios el sello.
Tan extenso
como un discurso,
con la brevedad
de un silencio,
la poesía;
Pero Antes
el amor,
el deseo.

Interrogantes

No cabe aceptación ninguna.
Cabe descubrimiento,
desafío.
Cabe que cada mirada
sea una nueva definición,
una nueva perspectiva.
Cuestionar hasta el último aliento.
Así se crece y se vive.
Entre interrogantes.

Avimara XXV

Amor del que duele,
del que calla,
Amor del que intenta,
Amor del que fracasa,
Amor del que no sabe o conoce,
Amor del que no muere,,
Amor del mío, del tuyo...
Amor eterno sin letras o cifras...
Amor...
porque tal vez no haya nada más....
y todo lo demás sea justamente lo de menos.

XXIV

Mi necesidad de ti...
te amé
y después de amarte
te amé,
y antes de haberte amado
te amé

Avimara XXIII

Cuando llegues a mi vida
y te pierdas en mis brazos,
en mi piel, en mis pupilas...
se aflojara el nudo de la añoranza,
se soltará la dictadura del reloj,
será cenizas la distancia
y quedará en ruinas el puente,
porque ya no hará falta regreso

Lo que necesitas

Que el miedo sea un impulso,
Que cada obstáculo sea un reto.
Que la risa sea de tu voz el eco.
Que las lágrimas limpien los restos de todo lo muerto.
Que nunca renuncies a tu esencia.
Que la luna encienda tu alma.
Que no se tiñan de negro tus esperanzas.
Que el espejo te devuelva la sonrisa.
Que nunca desfallezcan tus ganas.
Que solo tengas aquello que necesitas.

Avimara XXII











Huir y refugiarme bajo tu piel,
sentarme en tus costillas
recogidito y pequeño,
a tararear,
columpiarme en la curva
fronteriza de tu espala,
hacer de tu pecho mi lienzo,
mi papel...
construir mi lecho
entre tus ventrículos,
grabar versos en tu garganta...

Avimara XXI

La incontinencia del deseo,
la súplica de las carencias del alma,
el riesgo de no saber
o poder vivir sin tu nombre,
el hecho de que tu sonrisa
se haya convertido en mi bandera,
tu piel en mi escudo,
tu voz en mi camino...
aunque ello signifique mi ocaso,
mi ruina, mi destrozo lento
y fragmentado en el tiempo.

Avimara XX

Yo fui tan pobre
que llegue a perder
el silencio de los bosques.
Pero tú me enriqueces
como espuma a las olas.
...
Yo iba cansado
Y encontré mi calle
que hoy lleva tu nombre.

Yo corrí y corrí
de los seres,
de las cosas
Y en mi propio desequilibrio
Tú inventaste
mi quinto elemento.

Yo soy el beso a ti mujer
Las estrellas fugaces de tu cuerpo
Y tú
Mi corazón,
mi alma,
y mi aliento.

Avimara XIX

No hay retorno a la soledad.ç
No hay retorno a la oscuridad.
Mi fe en tí lo puede todo.
Mi esperanza de nosotros también.
Me quedo contigo amándote...
acá o allá o en algún lugar sin nombre,
sin mapas.
pero contigo, Siempre.

Avimara XVIII

No puede ser que seamos dos...
Dios, que anhelo de unión,
de entrega...
Que anhelo de perderme en tí
y desaparecer
para resucitar contigo en un todo.

Si tu corazón late,
su eco agita mi pecho.
¿Qué más puede existir en la vida?
Perfecto e innombrable.

Avimara XVII

El deseo
que todo lo puede,
que no conoce obstáculos.

El deseo impertinente,
que arrasa,
que no se consume jamás.

El deseo
que sólo con pensar una sílaba
de tu nombre me inunda.