Me quede lazado
a la curva que te nombra.
La suave caligrafía de tus trazos
se convirtió en un esbozo de mi silueta.
Derrape en la anárquica humedad de tu niebla
y me así con mi supervivencia
al ángulo de tu cadera.
Enraicé capturada entre tus dos letras
mayúsculas, soberbias
y halle en la aorta de tu rúbrica
el alimento de mi esencia.
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