Se hizo tarde.
Ya no hubo campanada
y tuve que regresar
a prisa y cansado.
Se hizo tarde.
No pude decirles que llegabas.
No hubo nadie en el andén.
Sin recibimiento o bienvenida.
Se hizo tarde.
Ya entró la madrugada
de lloviznas en vela,
de secas, agrietadas pesadillas.
Se nos hizo tarde.
Mientras te vistes
de absoluto silencio,
de ausencia inmaculada;
en la austera celda
de éste sótano,
entre insomnios de azufre,
te espero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario